Sobre los arquetipos del I Ching y la Astrología. Introducción



Cada Idioma Sagrado tiene su propia representación de los mismos arquetipos. Entendiendo por arquetipo "el patrón ejemplar del cual se derivan otros objetos, ideas o conceptos".

Un patrón o molde o sello, un significante del mayor grado de abstracción -que aún lo mantenga distinguible de los demás- para que pueda ser usado con eficacia.

Porque, si subimos demasiado en la abstracción, no podemos mostrar los detalles y si bajamos más nos perdemos en la diversidad de detalles.

Cuánto es lo justo y lo necesario, lo ha encontrado cada uno de los sistemas de representación de cada idioma sagrado.

I Ching sólo usa los ocho trigramas, que son arquetipos demasiado abstractos. Pero, se encontró la manera de abordar la diversidad combinando los 8 trigramas entre sí -en todas las combinaciones posibles- y así aparecen los 64 hexagramas, que son sus patrones, moldes o sellos más prácticos, por ser más próximos a la diversidad del mundo.

Los ocho trigramas subyacen en la trama de los hexagramas y otorgan su significado en las distintas combinaciones. Estas combinaciones de los ocho trigramas, las de los 64, pueden ser más o menos dinámicas, conflictivas, armoniosas o estáticas,  pero todas ellas se inscriben en ese momento del tiempo en que se hacen presentes al consultar.

En ese momento del tiempo de la consulta, la cosa-objeto de la consulta es así. Como muestra el hexagrama y sus mutaciones, si es que las tiene porque la situación se está transformando, y el hexagrama que deriva de esa mutación. Astrología también tiene un método similar, la Horaria, pero la horaria no tiene la riqueza de los textos del I Ching.

Su uso proactivo -cuando consultamos por el futuro- muestra la evolución de la cosa objeto de la consulta,  a partir del presente, en ese grado de abstracción del hexagrama.
No puede prever acontecimientos con ese grado de abstracción, sólo el escenario y el lugar -la linea- donde yin se hace yang, toma iniciativa; y yang se hace yin, cede y espera a que la inviten.
Algo que Astrología tampoco puede hacer, prever acontecimientos.

Cuando lo usamos para conocer el pasado, muestra el acontecimiento y cómo fue que sucedió. Eso ya es pasado, el acontecimiento es conocido y lo investigamos para comprender lo que sucedió.
Repasar el pasado nos lleva a comprender el presente. En esto, hace igual la Astrología.

El resultado cuando usamos el I Ching, es un relato histórico en cortes temporales que muestran la evolución de la cuestión.
Pero cada una de las cuestiones sobre las que consultamos se mantienen -en apariencia- separadas una de las otras. No tenemos la visión de conjunto y aún cuando nuestras preguntas trasciendan lo cotidiano, no alcanza. Para esa visión de conjunto necesitamos Astrología y cuando la estudiamos caemos en cuenta de eso.


Astrología es distinta y es lo que hace que el uso conjunto de ambas sea como tener dos manos en lugar de tener una sola. Una para lo cotidiano, lo Mercurial, el I Ching, otra para lo que trasciende lo cotidiano y nos muestra el panorama completo de nuestra vida. Es lo que se asocia al arquetipo de Júpiter en Astrología, la visión de conjunto.

¿Cuál es el instrumento? 

Ante nuestra vista está un mapa; como todo mapa, no es el territorio; pero es mejor que no tenerlo, porque nos ayuda a explorar el territorio.
Es el mapa del cielo con los planetas del Sistema Solar al momento de nuestro nacimiento. Muestran lo que está sucediendo abajo -lo muestran en el cielo-, hemos nacido. Una manifestación de la simultaneidad significativa, lo que Jung llamó sincronía.

Este es un mapa con el diseño Huber, que, a mi juicio, es el que mejor permite conocer sin necesidad de recurrir a otra cosa que no sea el ojo. Una imagen con mucha lectura en la que nada está ahí de adorno.

Es un diseño como el de la sexta línea del hexagrama 22, esa que permite leer a la luz velada del 36. Porque lo que vela la luz, en este caso, es nuestro desconocimiento del código. Y entonces ya sabemos lo que necesitamos, aprender el código:

Hexagrama 22, Linea 6: adorno blanco, traslucido.

Hexagrama 36, luz velada (en este caso, por un código) 


Carta natal de Bruno Huber

Sobre el fondo de los planetas, que están en la rueda interior, están las constelaciones del zodíaco -los doce signos- en la rueda central. La rueda exterior muestra el sistema de casas. Tres ruedas.
Todo es como lo vemos desde el lugar y hora en que nacemos.
Si miramos nuestra carta natal, eso es lo que estamos volviendo a ver, lo que vimos cuando nacimos.

Esa carta nunca cambia, esa es la calidad del tiempo al nacer, nuestra impronta arquetipal.
Muestra los arquetipos astrológicos planetarios en sus posiciones -signo y casa- y relaciones mutuas -aspectos-.

El sistema de representación usa los arquetipos de la mitología griega, porque fue adaptada a esta mitología en la época Helenística. La iniciada con las campañas  a Egipto y a Oriente de Alejandro Magno.

Estos griegos de Alejandro encontraron la Astrología en esas campañas y, cuando el general Ptolomeo, sus oficiales y tropa y sus descendientes se instalaron en  territorio conquistado, en Egipto y su capital, Alejandría; la adaptaron a sus propias historias de dioses. Cambiando un arquetipo para ellos extraño, por uno correspondiente y conocido.

Los signos del zodíaco no se cambiaron, son los mismos que usaron los astrologos egipcios, quienes los tomaron a su vez de los pueblos de la Mesopotamia, del Tigris y el Eufrates.

Los cuerpos celestes conocidos del sistema solar, es decir, tuyo y mío porque es nuestro sistema solar, nuestros arquetipos astrologicos; eran Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Los que se pueden ver a simple vista. Sus mitos nos permiten conocer sus características y funciones en el sistema de representación de la Astrología.


Comentarios

Irene Apesteguía ha dicho que…
Hola Marta! Que gusto leerte. Coincido con la apreciación que haces al comparar los dos lenguajes sagrados. La astrología tiene un nivel de complejidad y de lectura impresionante, no dejo de maravillarme, a pesar de seguir mis tránsitos hace más de una década, y los de otras personas también. Es un relojito cósmico que te permite un entendimiento de otro nivel...
Igualmente desde el año pasado empecé a hacer algo con mis tiradas de I ching que me permitió no quedarme tanto en el día a día, o en las situaciones particulares, a fin de retener la info que me bajaba del diálogo con el maestro. Porque las resistencias existen jajaja y una siempre termina haciéndose medio la tonta, por no decir otra cosa. A inicios del 2018 decidí hacer un mapa con mis tiradas, con los hexagramas que más me habían salido en el último tiempo, y que eran sumamente significativos respecto a mi trabajo interior. Y lo fui completando con otras, nuevas, que se reiteraban también. Así que en una cartulina terminé haciendo un sistema de flujo que me super ayudó durante todo el año, en el cual figuraba de donde venía, donde estaba, las cosas a laburar, mi intención y deseo más profundo, las cosas que anhelaba poder concretar, etc. La verdad es que me sirvió muchísimo, es más fue el "mapa" del año, con sus números claves, su traducción a nivel personal y demás. Ya empecé un mapa nuevo y me contenta ver nuevos hexagramas en él, y que algunos ya no aparezcan... Así que el año pasado tuve dos mapas: el de la revolución solar con los tránsitos que me tocaba vivir y el de mi diálogo con el I Ching, que tiene un carácter diferente y del cual no podría prescindir aunque tenga para mi un tono saturnino que me invita a seguir subiendo la montaña... o a bajar a las profundidades para hacer el trabajo que correponda que haga. Es un viejo cascarrabias sumamente serio el que me habla, pero bueno, es el maestro que me tocó en suerte jajaja.

Bueno, te mando un beso enorme, y espero que estés bien allá en tu nuevo hogar.
Con cariño, Irene
Marta Ortiz ha dicho que…
Hola Irene,
seguro que conservar las consultas te ayuda mucho. Yo he llevado cuadernos, por años, están guardados. Ahora llevo archivos en mi PC. Revisar eso con el paso del tiempo me ha llevado a comprender el lenguaje de este libro y el camino de mi vida.

Algo como 10.6 al 58, donde ese 58 es todo lo que he escrito en los dos blogs y contestado en los comentarios. Ir hacia atrás en el tiempo, cuando los acontecimientos señalados en las respuestas ya han sucedido, es el mejor método para familiarizarse con el lenguaje de este libro. Uno usa su propia vida para aprender mientras aprende a vivir su destino. Lo recomiendo en varias entradas y me alegra que lo vayas usando a tu manera.

Un abrazo, gracias por la compañía