Cómo domesticar a Chien, el Dragón. Primera Parte.

Esta tabla de Uccello me ha hecho pensar bastante. Porque Chien es el Dragón y los símbolos son universales. No importa si al dragón se lo identifica con el mal en una cultura, eso depende de cómo esa cultura ha procesado todo aquello que no comprende.
Porque, para algunas culturas -como es el caso de esta que informa al I Ching-, el mal ni siquiera existe. No tiene entidad ni pensamiento propio, aparece por ausencia de lo bueno. Igual que la oscuridad aparece cuando la luz se ausenta, el hambre cuando no hay alimentos y la desdicha cuando no hay amor. Y, a la inversa, igual que lo que no comprendemos y está oscuro, confuso, se aclara cuando nos damos cuenta. Cuando hacemos consciencia.

El dragón y la dama han salido de su cueva a pasear; el caballero, que es un niño montado en caballo blanco y en armadura de adulto, los ha encontrado y mantiene al dragón apartado con su lanza. El dragón sangra, la dama sangra. Ambos están unidos al dragón; por un lazo que lleva en la mano, está unida ella. Por su lanza, está unido él.
Hay un campo en cultivo al fondo de la escena y la acción se actúa adelante, en un escenario de bosque que está siendo desmontado y tiene parches yermos. En el cielo, hacia el sur, hay nubes blancas y negras, arremolinadas, que semejan al taijitu. Está despuntando el alba y una luna muy menguada se ve en el cielo.


La pregunta que se me presenta acá, en esta tabla de Uccello, es qué hacemos con el dragón. Porque nosotros sabemos que el Dragón existe, que es Chien, el hexagrama 1. 
Entonces ¿cómo lo comprendemos y cómo lo podemos usar sin riesgo para nadie? 
Porque Chien no es algo que los humanos podamos usar como si fuese nuestro y sin ningún riesgo, Chien es una Fuerza universal tan poderosa que, si la usamos mal, nos destruye. Chien no es nuestro, apenas si tendremos un leve destello de Chien cada uno de nosotros. El que podemos usar en nuestro tiempo de vida.

Acá, en el I Ching, hay dos opciones para domesticar con corrección a Chien y ambas son valederas, bajo ciertas condiciones.
Hay dos fuerzas que domestican a Chien, la pequeña y la grande.. Los hexagramas 9 y 26 del I Ching. Acá están los dos, en la tabla de Uccello.
La persuasión, el darse cuenta uno mismo y el darnos cuenta juntos en el hexagrama 9 por la acción de Lo Suave. Y la contención y retención con la Mano-Montaña, en el hexagrama 26.

Lo Pequeño acumulando y Lo Grande acumulando. En ambos hexagramas Chien el Dragón está al interior, abajo, en el pasado, atrás, oculto a la vista y mucho de él, oculto a la consciencia. Está en el mundo del pensamiento y desde ahí nos conduce, pero no conocemos su origen. Ni siquiera sabemos que esos pensamientos que nos conducen han sido implantados ahí en un pasado cercano o lejano. Que puede ser nuestro pasado, pero que también es el pasado de nuestra cultura y nuestros ancestros.

9 Lo Pequeño acumulando.
Lo pequeño en esta lectura es el pasado de nuestra vida individual, pequeña

26 Lo Grande acumulando
Lo Grande en esta lectura es el pasado de nuestra cultura y nuestros ancestros, grande 


Una manera de usar la Secuencia para las lecturas:

En el I Ching, por su secuencia, los hexagramas impares -yang- dan origen a los hexagramas pares -yin- y los pares -yin- a los impares yang. 
Porque la idea acá, en la secuencia del rey Wen de Chu (que es la secuencia del I Ching y por eso a este libro también  se le llama Las Mutaciones de los Chu), es lograr que el pensamiento preceda al acto y -también- que el acto sea una reflexión para el pensamiento. Que así, alternando entre pensamiento reflexivo y acto consciente, aprendamos a no romper el mundo y a nosotros con él. 



Es decir, que el acto sea una respuesta consciente, no una reacción inconsciente disparada por miedo o por defensa al modo de un animal. Acrecentar la comprensión de cómo funciona el mundo del que uno es parte y cómo funciona uno mismo, para acoplarse a él sin romperlo. El motor siempre es Chien, el pensamiento. 

No romper el mundo porque no lo hicimos y no sabemos cómo componerlo. O, al menos, romperlo lo menos posible y ser muy cuidadosos y amables al unir sus partes luego. 


No hay texto alternativo automático disponible.
Unir con oro es unir con responsabilidad y a conciencia de lo que se ha roto. Unir con oro es riqueza interior, amar lo que se ha roto. Unir con oro es estar arrepentido y hacerse cargo, tomarse el trabajo y el gasto de la compostura. No se compone con dos Ave María y tres Padre Nuestro. A eso, mejor dejarlo para agradecer que caímos en cuenta a tiempo de lo que estábamos rompiendo. Gracias por la luz de la consciencia.

Por esto el I Ching se ofrece como un libro para aprender a vivir a los hombres, a vivir como hombres y no como animales y usando lo que nos distingue de ellos, la consciencia. Los animales saben cómo actuar sin romper el mundo, nosotros no. 
Ese es el precio que hemos pagado por la conciencia, perder ese saber. Supongo que eso es el significado de la historia mítica de pérdida del Paraíso Original. Hay mucho trabajo que hacer para esta consciencia que ha aparecido en este planeta.

Entonces, en esta reflexión y acción por la que nos conduce la secuencia del rey Wen, los tomaré de a tríos, pensamiento-acto-pensamiento, si queremos estudiar un hexagrama par. Y acto-pensamiento-acto, si queremos estudiar un hexagrama impar.

Se dice acá, entre los estudiosos del I Ching, que los hexagramas pares y las líneas yin, los actos, tienen mucha mayor inercia que los impares y las líneas yang, el pensamiento reflexivo. Algo muy comprensible, porque el acto está unido a nuestra materialidad y la materia tiene inercia. Cuando la materia entra en un movimiento no se detiene y detenerla necesita un esfuerzo de voluntad movilizado por el pensamiento reflexivo.
A esto lo llamamos hábito y es la inercia de la materia, la repetición del acto. Es la dificultad del hexagrama 26, que no la tiene el hexagrama 9.

El hexagrama 26 es más poderoso que el 9, pero mucho más peligroso que el 9. Porque el 26 muestra esa acumulación material en el cuarto y quinto puesto que tiene una inercia tremenda que se ejerce de arriba hacia abajo y aplasta a Chien, que es inmaterial. Mucho de lo que hemos llegado a saber está escondido allí, bajo esa Montaña en el mundo del pensamiento de Chien. Sea porque se haya ocultado o tergiversado con deliberación y alevosía o simplemente porque se haya perdido sin dejar rastro visible. Está enterrado y nos espera. A que lo descubramos.

Como si Montaña aplastara el tiempo, lo comprimiera, una montaña que se ha elevado con el paso de tanto tiempo comprimido. Algo como el imperio romano, que seguimos usando muchas de sus leyes sin siquiera saberlo. O como las interpretaciones acumuladas del I Ching. El peso del pasado acumulado no es fácil de revisar. Hay que abrirse camino bajo la montaña, sudar como un minero o un arqueólogo hasta llegar al origen. El origen que tiene la verdad en la semilla.
Lo que estamos viendo en el 26, esa montaña afuera que parece estar en el cielo, es lo que el tiempo hizo de ese árbol del hexagrama 9. Un árbol que nació de una semilla y ahora está enterrado en los sedimentos acumulados, en la Montaña.

9 Lo Pequeño acumulando

26 Lo Grande acumulando
Otras secuencias de los 64 hexagramas tendrán otro uso, como la que usa Diseño Humano, por dar un ejemplo. Pero esta secuencia del rey Wen del I Ching está pensada exclusivamente para este uso, aprender a vivir como hombres sin romper el mundo. Hay muchas secuencias para los 64 hexagramas, todas las que podamos imaginar cuando intentemos aplicarlas para otro uso.

Estudiaremos el 9 y el 26, es decir, cómo domesticar a Chien por lo pequeño, en cuentagotas, por persuasión mutua. Y cómo domesticar por lo grande, acumulando por retención y contención; pero lo haremos con sus respectivos antecedentes y consecuentes en la Segunda Parte de esta entrada.


Comentarios

Chema ha dicho que…
Gracias Marta me motiva dominar el chien mediante el I Ching, me motiva saber que este camino puede hacer un hombre que puede dominarse sin romper el mundo, además me da todo el sentido de seguir consultando el I ching para lograr inspirar esa parte interior de reflexión mediante la interpretación de los hexagramas, muy profundas tus reflexiones y sobre todo me encanta que lo hagas con la historia del Dragón que en mi caso lo interpreto como algo positivo fuerte similar al Chien bien utilizado.
Marta Ortiz ha dicho que…
Gracias a ti, Chema. Me quedo pensando en eso. Un saludo